La Leishmaniosis

 

La leishmaniosis está causada por un parásito microscópico (leishmania) que se transmite por la picadura de un insecto pequeño parecido al mosquito (flebótomo). Estos insectos se convierten en portadores de la enfermedad al picar previamente a otros perros enfermos de leishmaniosis. El periodo de mayor riesgo es de abril a octubre, aunque el cambio climático está provocando que los flebótomos se distribuyan durante todo el año y se expandan. Tienen actividad nocturna y crepuscular, siendo particularmente activos durante el atardecer, por la noche y al amanecer. La leishmaniosis es una enfermedad endémica en España, y se distribuye prácticamente por todo el país.

 

También puede afectar a las personas (sobre todo niños, ancianos y con personas con el sistema inmunitario deficiente) Los síntomas más frecuentes son: – Fiebre. – Pérdida de peso. – Crecimiento anormal de las uñas. – Caída del pelo. – Lesiones cutáneas. – Artritis. – Insuficiencia renal. – Lesiones oculares. – Hemorragias nasales, etc. Una vez contraída la enfermedad no tiene cura. Sin embargo, los medicamentos disponibles actualmente en el mercado pueden alargar y mejorar la calidad de vida de nuestra mascota, llegando incluso a no percibir su enfermedad. Eso sí, es muy importante no olvidar nunca que se trata de una enfermedad crónica y hay que estar siempre alerta a las posibles recaídas.

 

El tratamiento será más eficaz cuanto más precoz se diagnostique. Sin duda, lo más importante es la prevención: – Externa: mediante la utilización de collares, pipetas, sprays, etc. siempre que cuenten con estudios que nos aseguren el efecto repelente a los mosquitos evitando así la picadura de los mismos. – Interna: En el caso de que el mosquito trasmita la enfermedad nos permitirá que el sistema inmunitario esté preparado para combatirla. En este punto podemos contar con la ayuda de las vacunas que sólo podrán ponerse en perros negativos y el jarabe leishguard.